Hace tiempo que me daba vuelta el tema. Y al leer la columna de Magdalena, me animé a darle la vuelta definitiva.
Me cae bien Villouta. Hace un buen programa que vey y escucho regularmente y, que además de Carola Pulido, tiene, muchas veces, buenos entrevistados.
Escucho su programa de radio. Me gusta la voz de la Pulido. Lástima que a ratos se escuche tan poco. Villouta lleva la batuta. Veo el programa que hace con ella en el Vía X y ahora entiendo esos largos silencios de la Carola mientras Villouta da cuenta de la trivia bajada de Internet para opinar sobre algún tema o sustentar sus posturas acerca de la contingencia. Veo a la Carola boquiabierta mientras JM expone y ojea su torpedo con el último dato que fundamenta su teoría del complot. Esa donde El Mercurio, Canal 13, Benedicto 16, son sus más oscuros representantes. La Carola lo mira y pone cara de que no entiende todo... (porque, a ratos, realmente no se entiende mucho... ¿ dónde quiere llegar con sus argumentos?). No quedándole más que aportar un “Sí. Puede ser. Es tu opinión”, para pasar al siguiente tema, continuar con las demás noticias y la “conversa”.
Mi tema con Villouta es que creo, igual que Magdalena, que sufre delirio de persecución (o resentimiento) por su condición de gay y anti-sistémico.
Siempre pensé que la intención de la mayoría de los homosexuales, era que su condición de tal no fuera criterio para taxonomías, como suele suceder cada vez que damos identidades a grupos colectivos que no las tienen. Que los estuviéramos separando para todo orden de cosas. Que como antes todos -y desgraciadamente aún muchos- negros tuvieran sus baños, sus micros, sus bancos en la plaza; hoy los homosexuales no tuvieran que tener que someterse a esa clase de vejámenes, y simplemente dejara de importar a quién amas o con quién te acuestas para efectos de obtener un puesto de trabajo o simplemente salir a la calle.
Pero no. No puede ser así. No al menos de lo que leo y escucho de Villouta. Este luchador por la causa gay quiere algo más, no quiere pasar por una persona común y corriente. No siente que él sea así. No quiere pasar desapercibido. Quiere fuerza para su movimiento, pero ¿qué está haciendo en realidad?.
No entiendo para dónde va Villouta con su tema de la identidad gay. No entiendo dónde van quienes se sienten identificados con sus postulados, buscando esa identidad. A ratos me parece que se lee mucha opinión ajena y poco de cosas que sirven para formarse cada uno la propia. Mucho Naomi Klein, mucho Susan Sontag, mucho Blog, mucha revista gringa y poco fondo (por último, citar a quienes fueron los que empezaron la discusión, ya estos nuevos gurúes le han puesto más sal a la cosa, pero la ensalada venía más o menos lista de antes, osea).
Que los gays tienen una identidad, obvio. Así como todos la tenemos como seres humanos individuales. Las colectivas ciertamente existen, e independiente de que no me convence aquello de las identidades colectivas... ya que constantemente terminamos en clasificaciones tipo Revista del Sábado, que los Metro -y ahora los Techno- sexuales, el tema con los gays y su supuesta identidad, es que éstas se construyen, pero lo que reúne a los homosexuales es su condición de tal, que no fue construida, sino que, sabemos, viene de fábrica. Supongo que aquello ya está fuera de discusión. ¿Qué más identifica a un gay con otro, además de su condición de homosexual? Nada. O lo mismo que podría identificar a un hetero con un homo, con un bi, son un a, con un cura, con un ingeniero y con el Presidente de la República. Las identidades nacen dialécticamente de la necesidad de formación de grupos y del deseo de diferenciación. Sabemos que los gays no han optado por la preferencia hacia personas de su mismo sexo. Creo que nadie en su sano juicio podría querer someterse voluntariamente al juicio público de la manera que muchos gays deben enfrentarse a diario. Los gays no construyen su identidad de tales a lo largo de sus vidas, independiente de que les cuesta, en algunos casos, aceptarla. Su identidad de homosexuales viene determinada genéticamente.
Por esto, la idea de identidad gay... no sé, me suena a discusión bizantina y esa porfía de uniformar e identificar a los suyos, le queda mal a Villouta, me suena a flagrante contradicción. Ese integrismo y manía por determinar y conceptualizar, en este caso, una “identidad gay”, me suena a discurso de Benedicto... Y Villouta con sotana, no lo veo. No hay caso.
Honestamente pensé que seríamos un país progresista el día que ser gay o no, dejara de ser un tema. Y así lo quiero. Que no me importe el que alguien sea gay o no, sino hasta que me interese aquella fémina que no conozco mucho y tenga que saber si le gustan los hombres o no.
Matrimonio gay, adopción de menores por parte de matrimonios homosexuales o gay solteros, viudos o divorciados, etc... Hay mucho tema aun por discutir en cuanto a reconocer (legal y socialmente) derechos a los que, creo, debieran tener las personas que tienen una relación con alguien de su mismo sexo. No me trago eso de que “el país no está listo”, simplemente la habitan un montonazo de cartulinos y timoratos que se sienten amenazados cuando una persona de su mismo sexo, los mira con interés. Pero Villouta no ayuda. Flaco favor le está haciendo a quienes sí están en esa parada. Villouta desvía la discusión. Pide días gay, fiestas gay, revistas gay, a ratos lo asocio a esa idea de “loca” que él tanto critica...
“...Estamos dispersos, y para conseguir una unión tendremos que usar un nuevo paradigma. De buenas a primeras suena un poco arribista el adoptar el modo straight. Pero hablo de que ahora nosotros secuestremos el lenguaje: uno donde figure el campeonato de rugby gay, el festival de punk gay, la página de finanzas gay, y de las cosas que están ahí en el mundo, nos interesan y nos identifican. Si no, no tenderemos espacios de comunicación cuando -por ejemplo- todas las reivindaciones conseguidas por el brazo político las anule un backflash conservador. No se trata de mirar en menos a nadie. Se trata de algo así como comenzar a pensar la nueva escuela.”
¿Ironiza?... como diría él, I don’t think so. Diario La Nación Domingo. Texto completo aquí.
El movimiento homosexual usó, en su momento, la provocación para darse a conocer y reivindicar un espacio que no tenían. De ahí que la mayoría de sus manifestaciones públicas se caracterizaran por su exhuberancia y resultaran a ratos grotescas y chocantes para algunos. Eran tiempos de darse a conocer. De que el resto abriera los ojos frente a una realidad. Pero hoy, dicho formato, creo, está un poco trasnochado. La homosexualidad como realidad está instalada en el inconsciente colectivo de gran parte de la sociedad. Por lo que ¿No será, entonces, hora de bajar el volumen, sacarse tanta pluma y que, comencemos a hablar de cosas más serias y que afectan a la comunidad homosexual?
No sé para dónde va Villouta. Y me interesa el tema, porque es un tipo con tribuna, porque lo ven muchas personas, porque lo leen muchos más, porque en este país estamos acostumbrados a hablar, sobretodo opinar, y gritar a los cuatro vientos “soy rebelde porque el mundo me hizo así” y “me cago en la diferencia”.
Al final se termina privilegiando el escándalo, el grado de “trasgresión” por sobre el mérito y el ejercicio intelectual. Mucho envase chillón y poco contenido. Como dije... mucha Klein, mucha Sontag, mucha serie y revista gringa, pero poco fondo... Dale Villouta, la puedes hacer mejor... Hay muchos ejemplos, no nos quedemos en un “disculpe lo poco”. Gente que hable, hay mucha. Estamos faltos de personas que digan algo. En buena, Villouta, pero también, en serio.